enchiladas verdes

Enchiladas, un monumento culinario al colonialismo

Todos somos amantes de la comida mexicana como las enchiladas. Lo que no sabías es que este plato tiene que ver con el colonialismo. Hoy te vamos a contar un poco de esta historia

¿Qué pasó?

Cuando el conquistador español Bernal Díaz del Castillo ingresó por primera vez a la capital azteca, Tenochtitlán, el 8 de noviembre de 1519, quedó asombrado, no tanto por los templos y palacios que dominaban la ciudad como por la comida. Nunca había visto nada tan rico, ni tan inusual.

Las comidas del rey Moctezuma II eran especialmente deslumbrantes. Se cocinaron 300 platos solo para el monarca, mientras que otros 1.000 se prepararon para sus invitados. Servidos en platos de cerámica roja y negra de Cholula, estos eran de todas las variedades imaginables. Además de dos ​​mil tarros de chocolate y un sinfín de frutas. Se cree que fue aquí donde Díaz vio lo que sería la enchilada.

Fue un punto de inflexión en su historia. Porque tan pronto como Díaz los vio, se lanzaron en un viaje de transformación, que las convertiría en el plato que es hoy en día

enchiladas suizas

Chillapizzali 

Para cuando Díaz llegó a Tenochtitlán, las enchiladas ya eran de gran antigüedad. Las tortillas de maíz, o tlaxcalli en náhuatl, se habían elaborado en el sur de México durante varios miles de años y habían sido un elemento básico de la cocina mesoamericana durante siglos antes de que los conquistadores españoles llegaran al Nuevo Mundo.

Al principio, probablemente se usaron como nada más que un plato o cuchara comestible; pero con el tiempo llegaron a comerse como una envoltura, a menudo con salsa o saborizantes. Ya en el período preclásico (c. 2000-250 a. C.), se sabe que los mayas de la península de Yucatán sumergieron tortillas de maíz en semillas de calabaza, las enrollaron alrededor de un huevo duro picado y luego las cubrieron con una rica salsa de tomate. Pero los aztecas fueron los primeros en desarrollar la primera enchilada ‘verdadera’, que es el plato que hoy en día comemos en restaurantes cerca de mi ubicación como las enchiladas verdes.

Como sugiere su nombre náhuatl, chīllapīzzali (literalmente, ‘flauta de chile’), su ingrediente más distintivo fue el chile. Esto se molía para producir una pasta picante, en la que se mojaban las tortillas y luego se rellenaban con frijoles, calabaza, pescado, caza o huevos.

Así poco a poco este platillo termino siendo servido para los altos mando españoles como un platillo especial.